La extremadamente sensata Emmaline Dove quiere compartir con los lectores de Londres su experiencia en las reglas de etiqueta, y como secretaria del Vizconde Marlowe, Emma sabe que ocupa el puesto adecuado para cumplir su sueño. Puede que Marlowe sea todo un libertino al que le encanten las bailarinas con can-can y que odie la idea del matrimonio, ¡pero es el editor más próspero de la ciudad!, y ella cree que tiene la oportunidad perfecta para ver su trabajo editado... hasta que descubre que el descarado granuja ha rechazado su manuscrito sin haber leído ni una sola página.
Como editor, Harry encuentra los libros sobre etiqueta una auténtica tortura. Además, no se cree que su correcta y estirada secretaria sienta ninguna pasión por la escritura... y entonces ella tiene el descaro de llamarlo mentiroso, y renuncia a su puesto sin previo aviso, dejando su negocio hecho un lío y su honor mancillado.
Ahora, Harry está dispuesto a enseñarle a la señorita Dove unas cuantas cosas... pero cuando la besa descubre que su remilgada secretaria esconde una ardiente pasión que él jamás creyó pudiera tener...
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