01.- Promesas que unen
Elizabeth haría cualquier cosa, absolutamente todo, por salvar la herencia que le ha dejado su padre, incluyendo el contraer matrimonio con Asa MacIntyre, un alto y atractivo pistolero de anchos hombros, caderas estrechas y ojos grises como la plata, que goza de una reputación implacable y al que le gusta acabar lo que empieza.
02.- Las promesas se cumplen
El ser secuestrada en un burdel puede cambiar drásticamente a una mujer. El día que Mara Kincaid escapa del Emporio del Placer, se promete a si misma que rehará su vida. Reconstruir su vida no le resultará fácil porque a los respetables ciudadanos no les gusta las almas caídas, aunque se hayan reformado, pero ella es una Kincaid y a los Kincaid se los conoce por su terquedad. Mara tiene éxito hasta que el conocido ex-comisario Cougar McKinnely llega a la ciudad. Alto, oscuro como el pecado y con una reputación tan mortífera como el cuchillo que lleva atado a la cintura, McKinnely es de los que sabe lo que quiere. En condiciones normales, Mara debería temblar cuando él se le acerca. Pero, cuando el poderoso mestizo clava sus dorados ojos en ella, no es el miedo el que hace temblar a Mara, mas bien el deseo abrumador de ser la clase de mujer que Cougar necesita para satisfacer sus más profundos deseos.
03.- Promesas que prevalecen
Grande y oscuro, exudando una intensidad letal, Clint McKinnely le daría miedo incluso al mismísimo diablo, y por supuesto que le produce temor, pero Jenna pronto descubre que el hombre detrás de esa terrible reputación es un hombre en el que se puede confiar.
Endurecido por las decisiones que ha tenido que tomar en su vida, Clint busca una razón para poder seguir viviendo. Y la ha encontrado en Jenna Hennessy. Exuberantemente rellenita, dulce y tímida, le atrae en todos los sentidos. Y cuando ve que Jenna podría perder a la hija que tanto ama por la falta de un marido, da un paso al frente.
Llevar a Jenna a su hogar le proporciona a Clint la paz que nunca ha conocido, y aunque trata de descubrir los secretos que pueblan las pesadillas de Jenna, se guarda una parte importante de sí mismo, porque sabe que ese matrimonio es temporal ya que hay pecados que un hombre no puede esperar que su esposa perdone.
Evie Washington, una pintora que nunca ha tenido aspiraciones matrimoniales, se ve obligada a casarse cuando admite haber tomado como modelo para su último cuadro al atractivo reverendo Swanson, aunque para ello tenga que sacrificar aquello que más valora: su libertad.